El Concierto en New Carnaby. Miraflores 6 de Octubre de 1984. Por: Óscar Huapaya

Recuerdo en especial ese concierto, siempre me gusto ir a conciertos, iba a San Antonio de Padua en Jesús María, al Teatrín del Olivar, al Teatro Larco, al Parque Salazar, al Parque de Barranco, al Cine El Pacifico, la Universidad de Lima, también pasé alguna vez por el Centro de Lima donde más bien eran fiestas para bailar que conciertos, y el público era bien achorado, tuve la suerte de ver a muchos músicos de la era perdida del rock peruano, Up Lapsus, Guarango, Filibuster, Nice, El Frágil de sus inicios, El nuevo pacto de Richie Zellon, Cuarzo, Abril, Amigos, Hielo, Dr. No, Pax, Oxido, etc.

Habíamos hecho pocos días antes un evento en la Richi llamado ”Esquisse del Bestiario” que incluyó un concierto en donde vi por primera vez a Leuzemia, también había ido al concierto que organizó Jordi Valderrama en el local de Surco, donde tocaron Madero Jazz, Leuzemia, y otros grupos, sobre todo metaleros, Cachorro ya paraba con los Montañez, me comentó que él también estaba haciendo una banda, que iban a tocar en un concierto en un local en Miraflores, recuerdo que en su casa me enseñó su guitarra, era de color celeste toda y lo que me llamó la atención fue que el mástil y el cuerpo eran de una sola pieza tallada, el acabado era muy rustico, y cuando pulse las cuerdas parecían alambre de acero, y el “distortion” se lo habían hecho, en una caja metálica con agujeros, me parece increíble que se pudiera tocar con esas cosas, me resisto a llamarlos instrumentos.

Afiche oficial del concierto de Leuzemia en la discoteca New Carnaby, junto a Masacre, Kaos y Narcosis, el sábado 6 de octubre de 1984. ¡Hace 40 años!

Me dio la dirección del local donde iban a tocar, fui con Gino Falcone fundador de “Los Bestias” y miembro importantísimo en lo que sería la imagen artística del grupo, Gino es mi amigo por partida doble, porque éramos amigos del barrio e ingresamos juntos a la universidad, vivía frente a mi casa, actualmente es el dueño del mejor restaurante de Santiago de Chile, el “Sarita Colonia”, fue el quien le imprimió ese aire “chicha” al colectivo, acá si cabe la expresión, que nunca abandonarían “Los Bestias”, si Herbert Rodríguez influenció a una parte del grupo, sobre todo por su discurso estético político, Gino influenció en su totalidad por su discurso estético arquitectónico, todos éramos estudiantes de arquitectura, aunque muy pocos acabamos y ejercemos la carrera, nadie como él para usar el color fucsia y el verde poncho, también estaba Oscar Mayuri, mi patasa, baterista, con quien formaríamos en el año 88 el trio “El Acertijo”, con Cachorro en el bajo y yo en la guitarra, un grupo de rock instrumental psicodélico, con el que tocábamos covers en los conciertos que organizaban Cucho Peñaloza en Los Reyes Rojos, y José Galicio en la peña Huascarán; también pasaron por ese grupo Ato Bouroncle y Kilowatt, ambos en vocales, uno en inglés y el otro en castellano, completaban la mancha ese día, Lucho Calixto y Beto Barrientos, todos amigos del barrio Las Tiendas.

Fuimos caminando desde la Av. Aramburú, por el centro de la avenida Arequipa, la avenida Larco, el Parque Kennedy, y la calle San Ramón, también llamada, calle de las Pizzas, terminamos en el pasaje Los Pinos, serían como las 8 de la noche, ya estábamos bien sazonados a todo esto; buscamos el local y nos acercamos a la puerta, las entradas costaban 8,000 soles, gracias Alan, entonces Oscar Mayuri le propuso al administrador del local que le pagábamos tres entradas y le dábamos una botella de ron por los otros dos, aceptó gustoso, debía tener a lo máximo unos 15 años el jovencito, subimos por una escalera angosta, y llegamos al que debe ser el local más chico a que he asistido en un concierto subte, era una sola habitación, no había sillas ni mesas, el estrado, si se puede llamar así, era una línea pintada en el suelo.

Algo que recuerdo con total claridad era la expresión del público, todos estaban como esperando algo inusual, habían chibolos de 13 años con la boca abierta, había gente tomando, fumando, había también bastantes mujeres, cosa poco común luego en los conciertos subtes, la mayoría en pareja, todos los grupos eran desconocidos en ese momento, probablemente cada grupo había llevado a su manchita, pero era un público sumamente joven, y varios de ellos metaleros miraflorinos, que los solía ver en el parque Kennedy, bastante tranquilo, no había “pogo” aún.

El concierto comenzó, y todos se acercaron a los músicos, el sonido era horroroso, no
había consola ni quien controlara los amplificadores, pero la gente estaba alucinada por la “música”. Recuerdo ver a muchos con la boca y los ojos totalmente abiertos, hubieron dos sets, primero tocó Leuzemia, recuerdo tocaron Oirán Tu Voz, Diarrea, Astalculo, Rata Sucia; luego Narcosis, Cachorro tenía tan cerca a la gente que le ponían los dedos en las cuerdas y él tenía que empujar a la gente entre canción y canción, el cantante Álvaro El Gallito, si la hacía bien y Jorge Pelo Madueño era una criatura que no desentonaba.

Por ultimo entro otro grupo, no estoy seguro si era Masacre, u otro, porque en ese momento salimos un momento a tomar aire y otras cosas, cuando volvimos tenía que tocar Narcosis pero no estaban ni el cantante ni el baterista, Cachorro nos pidió ayuda, con Mayuri fuimos al baño, y los encontramos abrazados vomitando en un wáter, les echamos agua a la cabeza y les lavamos la cara, así subieron a tocar, para ese momento había entrado más gente, tocaron Sucio Policía, pero en otra versión, el humo, el alcohol y todo lo demás distraían el pésimo sonido, pero había una vitalidad que se percibía, ya la gente no miraba con la boca abierta sino cantaban con las bandas, cerró Leuzemia, bacán, esta vez mas cuadrados que en La Richi, Daniel con su gorro, su firme voz y una segunda poderosa, Raúl siempre sonriente, con ese carisma que hasta ahora mantiene, Kimba que la rompía, siendo aún un niño, y Leo con su cadena en el cuello con un candado, Gino y Mayuri le decían perro maldito, era un sonido nuevo nunca antes escuchado no tenía referentes, eran ellos y solo ellos, sucio pero encantador, los cuatro cantaban, la conexión con el público era notoria, ese sonido marcaría para siempre, un antes y un después en la historia del Rock Peruano, y reviviría la escena nacional como ningún movimiento lo ha hecho ni antes ni después.

Al terminar, Montañez se quedó con la guitarra puesta, Oscar Mayuri se subió a la batería, y Montaña comenzó a jamear, recuerdo verlo cuando con las dos baquetas a la vez reventaba la tarola, Leo me paso el bajo, y algunos cantaban por ahí, fue alucinante, nunca había tocado un instrumento eléctrico, y en vivo, esa costumbre de subirme al estrado a tocar, la mantengo hasta el día de hoy, salimos re
contentos, abrazados cantando bajamos las escaleras, en ese momento nos dimos cuenta que Beto no estaba, así que regresamos, ya no estaban tocando, todo el mundo comentaba lo “bacán” que había estado el concierto, pero de Beto nada, entonces salimos, afuera en un muro habían 4 patas borrachos, uno de ellos vomitando, nos acercamos y era Beto, lo cargamos y nos lo llevamos, cuando llegábamos a la pista, nos alcanzó un policía moreno grandote, y nos asustamos porque pensábamos que nos iba a detener, pero nos preguntó si conocíamos al borracho, le dijimos que era de nuestro barrio y que lo estábamos llevando a su casa, entonces saco de su bolsillo una billetera y un reloj, nos los dio, nos dijo: la billetera se le cayó a tu amigo y estaba esperando que vengan por él para devolvérsela, le saque el reloj para que no se lo robaran, y veníamos de escuchar “Sucio Policía”, que irónico, sería la una de la mañana.

Caminando regreso y llevando a Beto en hombros, decidimos con Oscar Mayuri ese día,
hacer una banda de rock, ¿qué nombre le pondríamos?, hubo varias propuestas, y el que quedó fue ”Frejol Canario”, pero esa es otra historia.

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