Recuerdo en especial ese concierto, siempre me gusto
ir a conciertos, iba a San Antonio de Padua en Jesús María, al
Teatrín del Olivar, al Teatro Larco, al Parque Salazar, al Parque de
Barranco, al Cine El Pacifico, la Universidad de Lima, también pasé alguna vez
por el Centro de Lima donde más bien eran fiestas para bailar que
conciertos, y el público era bien achorado, tuve la suerte de ver
a muchos músicos de la era perdida del rock peruano, Up Lapsus,
Guarango, Filibuster, Nice, El Frágil de sus inicios, El nuevo pacto de Richie
Zellon, Cuarzo, Abril, Amigos, Hielo, Dr. No, Pax, Oxido, etc.
Habíamos hecho pocos días antes un
evento en la Richi llamado ”Esquisse del Bestiario” que incluyó un
concierto en donde vi por primera vez a Leuzemia, también había ido al concierto
que organizó Jordi Valderrama en el local de Surco, donde tocaron Madero Jazz,
Leuzemia, y otros grupos, sobre todo metaleros, Cachorro ya paraba con los
Montañez, me comentó que él también estaba haciendo una banda, que
iban a tocar en un concierto en un local en Miraflores, recuerdo que en su casa me enseñó su guitarra, era de color celeste toda y lo
que me llamó la atención fue que el mástil y el cuerpo eran de una sola pieza
tallada, el acabado era muy rustico, y cuando pulse las cuerdas parecían
alambre de acero, y el “distortion” se lo habían hecho, en una
caja metálica con agujeros, me parece increíble que se pudiera
tocar con esas cosas, me resisto a llamarlos instrumentos.
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Afiche oficial del concierto de Leuzemia en la discoteca New Carnaby, junto a Masacre, Kaos y Narcosis, el sábado 6 de octubre de 1984. ¡Hace 40 años! |
Me dio la
dirección del local donde iban a tocar, fui con Gino Falcone fundador de “Los
Bestias” y miembro importantísimo en lo que sería la imagen
artística del grupo, Gino es mi amigo por partida doble, porque
éramos amigos del barrio e ingresamos juntos a la universidad, vivía
frente a mi casa, actualmente es el dueño del mejor restaurante de Santiago de
Chile, el “Sarita Colonia”, fue el quien le imprimió ese aire “chicha” al
colectivo, acá si cabe la expresión, que nunca abandonarían “Los
Bestias”, si Herbert Rodríguez influenció a una parte del grupo,
sobre todo por su discurso estético político, Gino influenció en su
totalidad por su discurso estético arquitectónico, todos éramos estudiantes de
arquitectura, aunque muy pocos acabamos y ejercemos la carrera, nadie como él
para usar el color fucsia y el verde poncho, también estaba Oscar
Mayuri, mi patasa, baterista, con quien formaríamos en el año 88 el trio “El Acertijo”, con Cachorro en el bajo y yo en la guitarra,
un grupo de rock instrumental psicodélico, con el que tocábamos covers en
los conciertos que organizaban Cucho Peñaloza en Los Reyes Rojos, y José
Galicio en la peña Huascarán; también pasaron por ese grupo Ato
Bouroncle y Kilowatt, ambos en vocales, uno en inglés y el otro en
castellano, completaban la mancha ese día, Lucho Calixto y Beto
Barrientos, todos amigos del barrio Las Tiendas.
Fuimos caminando desde la Av.
Aramburú, por el centro de la avenida Arequipa, la avenida Larco, el Parque
Kennedy, y la calle San Ramón, también llamada, calle de las Pizzas,
terminamos en el pasaje Los Pinos, serían como las 8 de la noche, ya estábamos
bien sazonados a todo esto; buscamos el local y nos acercamos a la
puerta, las entradas costaban 8,000 soles, gracias Alan, entonces
Oscar Mayuri le propuso al administrador del local que le
pagábamos tres entradas y le dábamos una botella de ron por los otros dos,
aceptó gustoso, debía tener a lo máximo unos 15 años el jovencito, subimos por
una escalera angosta, y llegamos al que debe ser el local más
chico a que he asistido en un concierto subte, era una sola
habitación, no había sillas ni mesas, el estrado, si se puede llamar
así, era una línea pintada en el suelo.
Algo que recuerdo con total claridad
era la expresión del público, todos estaban como esperando algo
inusual, habían chibolos de 13 años con la boca abierta, había
gente tomando, fumando, había también bastantes mujeres, cosa poco
común luego en los conciertos subtes, la mayoría en pareja, todos los
grupos eran desconocidos en ese momento, probablemente cada grupo había llevado
a su manchita, pero era un público sumamente joven, y varios de
ellos metaleros miraflorinos, que los solía ver en el parque
Kennedy, bastante tranquilo, no había “pogo” aún.
El concierto comenzó, y todos se acercaron a los músicos, el sonido era
horroroso, no había consola ni quien controlara los
amplificadores, pero la gente estaba alucinada por la “música”. Recuerdo ver a muchos con la boca y los ojos totalmente abiertos, hubieron
dos sets, primero tocó Leuzemia, recuerdo tocaron Oirán Tu Voz, Diarrea,
Astalculo, Rata Sucia; luego Narcosis, Cachorro tenía tan cerca a
la gente que le ponían los dedos en las cuerdas y él tenía que
empujar a la gente entre canción y canción, el cantante Álvaro El Gallito,
si la hacía bien y Jorge Pelo Madueño era una criatura que no desentonaba.
Por
ultimo entro otro grupo, no estoy seguro si era Masacre, u otro, porque en ese momento
salimos un momento a tomar aire y otras cosas, cuando volvimos tenía que tocar
Narcosis pero no estaban ni el cantante ni el baterista, Cachorro
nos pidió ayuda, con Mayuri fuimos al baño, y los encontramos
abrazados vomitando en un wáter, les echamos agua a la cabeza y
les lavamos la cara, así subieron a tocar, para ese momento había entrado más
gente, tocaron Sucio Policía, pero en otra versión, el humo, el alcohol y todo
lo demás distraían el pésimo sonido, pero había una vitalidad que
se percibía, ya la gente no miraba con la boca abierta sino
cantaban con las bandas, cerró Leuzemia, bacán, esta vez mas cuadrados
que en La Richi, Daniel con
su gorro, su firme voz y una segunda poderosa, Raúl siempre
sonriente, con ese carisma que hasta ahora mantiene, Kimba que la rompía,
siendo aún un niño, y Leo con su cadena en el cuello con un candado, Gino y
Mayuri le decían perro maldito, era un sonido nuevo nunca antes
escuchado no tenía referentes, eran ellos y solo ellos, sucio pero
encantador, los cuatro cantaban, la conexión con el público era
notoria, ese sonido marcaría para siempre, un antes y un después en la
historia del Rock Peruano, y reviviría la escena nacional como ningún
movimiento lo ha hecho ni antes ni después.
Al terminar, Montañez se quedó con la guitarra puesta, Oscar Mayuri se
subió a la batería,
y Montaña comenzó a jamear, recuerdo verlo cuando con las dos baquetas a
la vez reventaba
la tarola, Leo me paso el bajo, y algunos cantaban por ahí, fue alucinante, nunca había
tocado un instrumento eléctrico, y en vivo, esa costumbre de subirme al estrado a tocar,
la mantengo hasta el día de hoy, salimos re‐contentos,
abrazados cantando
bajamos las escaleras, en ese momento nos dimos cuenta que Beto no estaba, así que
regresamos, ya no estaban tocando, todo el mundo comentaba lo “bacán” que había estado el
concierto, pero de Beto nada, entonces salimos, afuera en un muro habían 4 patas
borrachos, uno de ellos vomitando, nos acercamos y era Beto, lo cargamos y nos lo llevamos,
cuando llegábamos a la pista, nos alcanzó un policía moreno grandote, y nos asustamos porque
pensábamos que nos iba a detener, pero nos preguntó si conocíamos al borracho, le
dijimos que era de nuestro barrio y que lo estábamos llevando a su casa, entonces saco de
su bolsillo una billetera y un reloj, nos los dio, nos dijo: la billetera se le cayó a tu amigo y
estaba esperando que vengan por él para devolvérsela, le saque el reloj para que no se lo
robaran, y veníamos de escuchar “Sucio Policía”, que irónico, sería la una de la mañana.
Caminando regreso y llevando a Beto en hombros, decidimos con Oscar
Mayuri ese día, hacer
una banda de rock, ¿qué nombre le pondríamos?, hubo varias propuestas, y el que quedó fue ”Frejol
Canario”, pero esa es otra historia.
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