La evolución del rock peruano según Shane Greene. Por: Luis Espinoza (16 setiembre 2013)
Este artículo es la segunda y última parte de la conversación que junto a Jorge Bazo sostuvimos hace unas semanas con el antropólogo y "gringo subte" Shane Greene, investigador de temas relacionados al rock subterráneo desarrollado en Lima en los años 80. Lee la primera parte en el artículo titulado: De Punk a Gringo Subte:el antropólogo Shane Greene.
¿Ves similitudes, diferencias o abismos entre la escena
de rock peruano de los ochentas y la actual?
Yo
“descubrí” el rock subterráneo a finales
del 2008, más de 20 años después, así que no puedo describir su evolución o desarrollo
porque yo no pasé los 90 acá, ni tampoco los primeros años de los 2000s. Lo que
puedo ofrecer es un contraste de lo que imagino fue la cosa, basado en lo que
me cuentan y lo que veo en términos etnográficos, como antropólogo, como un
gringo subte que va a los conciertos, que está ahí con la gente conversando y
chupando en todos lados. Pero, si hay algunas cosas que son notables en base a
lo que me imagino fue la onda subte en los 80.
Por ejemplo,
en términos de género es espectacular el cambio en el rock peruano, la
proporción es un poco más equilibrada. Tú ves las pocas fotos que hay de
conciertos, por ejemplo, en la jato
jarkor en los 80 y son puros hombres. Con suerte hay una
mujer, y en muchos casos, ninguna. Y ahora vas a un concierto y mínimo hay 10,
o sea, por lo menos la proporción ha cambiado. Y éso también implica cosas, no
solo en cuestión del público, sino también de quien está tocando, hay bandas
con mujeres, de mujeres y solo mujeres. La cosa ha cambiado.
El Perú está
en un momento totalmente distinto, está viviendo su “boom” económico con un
sector pequeño que como siempre gana más, un sector gigante que gana menos, y
un sector en el medio que, francamente, tiende a ser el sector al que le
interesa el Rock and Roll. Para mí, históricamente, el Rock and Roll acá en
el Perú, en Latinoamérica y en muchos sitios es cosa de clase media para
arriba.
Este “boom”
no se tuvo en los 80. Ahora hay un cierto “confort”, las cosas están cómodas,
relativamente hablando, no solamente para la élite (ellos siempre están
cómodos, y si se pone la cosa mal se quitan y se van a otro lugar). Si estás en
el medio, la situación económica, tu vida cotidiana material está más o menos
resuelta y finalmente todo se convierte en un juego de consumo.
Hay mucho de
qué protestar, y de hecho la gente lo hace con el fundamento necesario, pero
las circunstancias materiales son muy distintas. Es fácil caer en la trampa de
publicar en Facebook, de protestar en la forma más cómoda posible, que no fue
el caso antes. Lo que estaba en juego en los 80 ya no está en juego hoy. Cuando
hay menos en juego, en términos políticos, económicos, sociales es más fácil. Y
es mucho más fácil que se convierta en una escena de “ya pues choche, vamos a
chupar” (Que de hecho existía en esos años también); sin embargo, habían más
expectativas de que algo iba a cambiar, de que algo iba a pasar, por malo o
bueno, pero algo iba a pasar, y ahora… ¡No pasa nada! (risas). No pasa nada
pues…
Shane Greene, el "gringo subte" |
Ahora hay bandas que buscan, de alguna manera, lograr
el “sueño del rock”. En los 80 la idea era más de gritar, de expresarse…
Sí, es que
en esos años no existía ninguna posibilidad, me parece. Por lo menos ahora
existe la posibilidad, pero en esos años era impensable.
¿El rock peruano de los 80 es distinto al actual?
Es muy
distinto, en muchos sentidos, meterse plenamente en la escena del rock en un
país como el Perú. En Estados Unidos y en Inglaterra hay una tradición
“rocanrolera” establecida. Lo cual no implica que tú formas una banda y ya
tienes éxito, y puedes vivir de tu banda. No es así porque hay tanta
competencia, tantas bandas, y es naturalmente muy cagado… pero es mil veces más
difícil vivir de la música rock acá, en Perú, que en esos países. Es muy
difícil. Unos poquitos lo logran, pero son casos muy aislados.
Creo que hay
mucha gente que sube a un escenario sabiendo que apenas va a ganar sus 5 soles
para regresar a su casa a las 3 de la mañana. Eso es un nivel de compromiso
artístico en el que dices “no voy a ganar absolutamente nada más que divertirme
un poco, estar frente de un público, aunque sean 5 gatos y tocar”. Recuerdo que
Camilo Riveros me contó de que él estima que en Lima hay como 50 sellos
independientes, aproximadamente cada uno con 10 bandas. Imagínate pues la
cantidad de bandas. Es impresionante el número de jóvenes involucrados en
música, pero la mayoría, 95%, no va a ganar nada. Están estudiando, están
buscando chamba, es una actividad personal de fin de semana.
¿Sigues la discusión que se ha generado sobre las
radios limeñas que no pasan rock y están estancadas en música de los 80 y
grupos más comerciales?
El rol de
los medios de comunicación masivos no es un asunto que he observado de cerca,
en parte porque no hay mucho que decir. No les interesa… (risas),
históricamente no les ha interesado, sobre todo la producción musical local,
nacional.
Obviamente
hay géneros musicales que predominan, no solamente acá en el Perú, sino en
América Latina, y uno de éstos no es el rock. Hay tradiciones mucho más grandes
a nivel regional, en términos lingüísticos, culturales, etc. El concepto de ser
latinoamericano implica musicalmente otra cosa. Implica género musicales como
cumbia, música folkórica, salsa, música tropical, reggaetón. Estar metido en el
rock es una contracorriente. No es una gran sorpresa que en un país como el
Perú, un país andino, a las radios no les importe el rock.
Sería
interesante comparar la ausencia de la música rock de las radios
peruanas, con la masiva presencia en las radios de Estados Unidos.
Especialmente comparar las escenas Punk en los años 80. Si no hubiera sido por
las “college radio” en los Estados Unidos (estaciones relativamente
independientes, manejadas generalmente por universitarios) que diseminan ideas
progresistas, cosas nuevas, el Punk se hubiera quedado en unas cuantas ciudades
y no se hubiera expandido. Estas redes de radio diseminaron el Punk a nivel
nacional, y fueron tan o más importantes que los fanzines porque cuentan con
infraestructura mediática y sónica. Una cosa es que un huevón amigo tuyo se
vaya a San Francisco y regrese con un fanzine llamado “Maximum Rock’n’Roll” a tu puta
ciudad de mierda y digas: ¡Wow, hay una cosa espectacular pasando por allá! Y,
otra cosa que tú estés escuchando radio y descubras que a una hora de donde estás
hay una radio universitaria transmitiendo música de los Dead Kennedys. Bueno, no
sé cuál fue el papel de la radio en la expansión de las escenas punks en el
Reino Unido, pero en los Estados Unidos fueron fundamentales las estaciones de
radio universitarias.
¿Qué bandas de la escena subte te gustan? ¿Qué es lo
que cuando te liberas de tu chamba dices, “quiero escuchar esta música”?
La verdad, es una muy buena pregunta. De los años 80, hay 2 ó 3 bandas que realmente me parecen espectaculares: Narcosis y Voz Propia, también el EP que sacó Ataque Frontal en 1987. Definitivamente para mí, Narcosis y Voz Propia son mis referentes primordiales.
En términos
de mis gustos, biográficamente hablando, las cosas que me fascinaban enlos 80,
cuando era adolescente en los Estados Unidos, eran básicamente bandas punks y
hardcore de Estados Unidos, de Inglaterra, Canadá, una que otra banda europea,
de otros países europeos, pero básicamente eran bandas de Estados Unidos. Mis
gustos eran una mezcla de hardcore súper agresivo, súper provocativo, tipo Post
Punk, las cosas más depresivas, más introspectivas, hasta que descubrí la nueva
ola del Metal, o sea, Metallica, Slayer, metal más
agresivo, que fue para mí en el 87, 88 hasta que me fui por el Grunge.
En cuanto al rock peruano, ahora me encantan bandas como Morbo, en parte por la actitud. Me encantan sus letras (me hacen reir). Los he visto un par de veces y son muy buenos en el escenario. Cocaína, Necromongo, Reino Ermitaño (los he visto una sola vez pero me encantó el sonido mucho más pesado) y de de vez en cuando escucho Don Juan Matos, cosas diferentes. Hay tanto que me pierdo también. Veronik y los Gatos Eléctricos tienen un tema que me encanta.
Y del circuito de amigos en el que te mueves cuando
vienes a Lima, ¿consideras que hay una “movida” o cosas aisladas? ¿Se ha
perdido ese sentimiento “subte”, cómo ves la cosa?
Bueno, por lo masivo que es, en términos relativos, es muy difícil ubicar un centro, quiénes son los actores principales, cuáles son las bandas principales… y en ese sentido, como que dicen “las 5 bandas y después se malogró todo porque se metió un culo de gente más y hubo más bandas”, terminando los 80, ¿cuántas bandas habían?, ¿24? (risas), tampoco es que hubieran cientos de bandas, era una escena relativamente reconocible. En cambio, ahora es más complicado y grande. Hay bandas que aparecen y desaparecen. Es difícil saber todo lo que está pasando. Y eso sí me ha pasado, quiero lograr entender, tener un esquema, ubicar a cada banda en su sitio, de dónde es, cual es su onda, cuáles son los géneros musicales que los están influyendo, y siento que no se puede. Hay tantas influencias y tantos circuitos que se trasponen y que a la vez están distanciados. Es un poco difícil mapearlos. Entonces, se convierte en una cosa casi arbitraria, porque escuché alguna vez de casualidad que va a haber un concierto, voy y descubro cosas interesantes, pero que tenga una idea clara de qué está pasando con el rock en el Perú… la verdad es que no… (risas). Bueno, esa es mi percepción de la cosa… Y como estoy más preocupado por la cuestión histórica, eso también me convierte en flojo y tampoco es que trato de contextualizar una visión completa de toda la historia del rock en el Perú. No pues, estoy mucho más concentrado en los años 80…
Colofón: Gracias Shane por el tiempo, la amabilidad,
los discos, el libro... y las investigaciones. Hasta tu próxima visita a Lima!!!
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