De Punk a Gringo Subte: el antropólogo Shane Greene. Por: Luis Espinoza (14 de setiembre 2013)
Shane Greene es un antropólogo "gringo" conocido en la mancha de la movida subte de los años 80 en Lima, porque ha dedicado con ahínco buena parte de su labor de investigación y análisis al rock subterráneo. Por este motivo es que durante su última y fugaz visita a Lima, Jorge Bazo y yo fuimos decididos a entrevistar y conocer en persona, y en ideas, al gringo punk que se hizo gringo subte y que promete seguir escribiendo y publicando sobre la escena del subte rock. Esta es la primera parte de la conversación que sostuvimos con Shane:
¿Formaste parte de una escena punk donde creciste?
¿Tocabas en una banda o publicabas material?
Publicar no,
pero sí toqué en bandas punk cuando tenía 16-18 años. Si no me equivoco entre
1982-83. Soy de Carolina del Norte, de un pueblito de mierda, chiquito, en
términos peruanos "súper de provincia". En ese momento la escena
punk de Estados Unidos estaba en su etapa Hardcore y rápidamente
expandiéndose. Había bandas Punks por todos lados, una especia de red
"pre-digital" mediante el intercambio de fanzines y el envío por
correo de LP’s de vinilo y cassettes. Una vez que descubrí esto se me abrió el
mundo, un mundo que no sabía que existía. En mi adolescencia, por el lugar en
el que yo vivía, era casi imposible ir a conciertos. Había algunas bandas,
contaditas, 3-5 bandas donde yo vivía. Sin embargo, no podía ir a ver a los
Circle Jerks, por ejemplo, porque los conciertos eran en California, Nueva
York, Washington D.C., ciudades grandes, y en ciudades con universidades. Para
mí, en realidad, fue una experiencia de “marginación dentro de la marginación”.
Siendo Punk, que ya de por sí eres marginado, puta, te marginas más por
no vivir cerca de los sitios donde todo “está pasando”.
¿Cuál era la línea musical de tus bandas? ¿Cantaban
sobre política?
Nunca
llegamos a grabar nada, era una banda así de las miles que hay. Mi primera
banda tocaba covers de Misfits, Ramones, cosas clásicas, lo básico. Después,
por 3-4 meses, estuve en una banda que que componía sus propios temas, pero me
botaron. No por la cuestión musical (porque tampoco es que se necesite mucho
talento para integrar una banda Punk) sino porque falté a una fiesta
donde teníamos que tocar porque había una chica que me había invitado a ir a
otro lugar. Los dejé plantados y me botaron. Después toqué en una banda de
covers más metal. Cuando entré a la Universidad descubrí la guitarra acústica,
que hasta ahora toco. Cuando compongo, es siempre con una guitarra acústica.
Cuéntanos del disco que grabaste en Lima. ¿Ese disco
es de Shane Greene como solista o fue un proyecto conjunto?
Tuve la
posibilidad de trabajar con amigos y terminamos armando un disco con temas míos
(algunos los compuse hace 20 años). Hay un cover, Hasta el Fin, de Voz
Propia. Fue producido por Christian Van Lack en un estudio
en Pueblo Libre. Tengo la mitad de otro disco grabado que ya tiene carátula,
diseño y todo hecho acá, en Lima.
¿Cuándo entraste a la universidad, dejaste de lado el
Punk?, o ser Punk es para ti una actitud?, ¿o tomaste lo Punk cuando
descubriste el Rock Subterráneo peruano?
Creo que la
esencia del Punk está en la actitud, además de la inmediata asociación
con la música y el arte. Sin embargo, eso no implica que tienes esa actitud en
cada momento de tu vida, es una cosa que va y viene. Es una especie de
conciencia, diría yo, que en ciertos momentos genera muchas cosas, positivas,
negativas y hasta dogmáticas. Yo no había pensado conscientemente en el Punk
por muchos años. Seguramente muchas personas que en sus momentos formativos en
la adolescencia fueron influenciadas por el Punk conservan algo. Mira los
zapatos que tienes puestos y tú tendrás cuántos años (se refiere a los
chancabuques del entrevistador), siempre se conserva algo, pero eso no
significa que estés pensando todo el tiempo como Punk.
Shane Greene, antropólogo "gringo". Fotografía: Jorge Bazo. |
¿Cómo así te interesaste en el Rock Subterráneo?
Mirándolo
retrospectivamente, pasaba por un periodo de transición. Había terminado mi investigación
sobre activismo en las comunidades Awajún en la amazonía de San Martín y estaba
metido en temas más urbanos en Lima, racismo y multiculturalismo, y trabajando
con el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), ONGs y activistas indígenas. Fue
en realidad por ”accidente”. Durante un viaje a Piura un amigo que trabajaba en
el proyecto me preguntó por mis tatuajes y aretes y terminamos hablando de la
música que me gustaba (Punk, Metal, etc.). Sorprendido, me contó que había
estudiado en San Marcos en los años 80 y me dijo, "¿tú sabías que había
una escena Punk en Lima en esos años?". Yo no tenía francamente ni idea,
sólo un concepto vago de la escena de rock contemporánea. Me fascinó de inmediato
y generó un giro en mi trabajo hacia este nuevo interés por el cuál podría
reconectarme con mi propio pasado. Básicamente fue así, y poco a poco fue
tomando forma. Este amigo me mandó el enlace del blog de Caín Subte, a quién
busqué y por ahí salieron varios contactos y posibilidades de construir un
proyecto de investigación.
¿Qué has escrito sobre la Movida Subte?
Tengo un par
de artículos, uno en inglés y otro en español, que salieron publicados en Maximum
RocknRoll y en Lima con Loz
Poetas del Azfalto y en otros fanzines. Los están reproduciendo, lo cual
me parece súper bacán, porque la idea primaria del punk es no sólo que llegue a
todos sino que se reproduzca, que genere un espacio de apropiación de algo que
se publicó. Me encanta la idea de la piratería. Tiene sus problemas, pero
igual. Mi libro sobre el Rock Subterráneo lo tengo conceptualizado como un libro de varios
ensayos. Los dos artículos que han salido eventualmente serán parte del libro.
Supuestamente los subtes eran gente
"abierta", pero apareció una mujer que los cuestionaba y salió el
lado machista...
La cuestión
de género y sexualidad en mi investigación está muy enfocado en María Teta, por
lo que era "la Punk", digamos, protagónica de ese momento. Una mujer
que se hizo muy visible por dos años. Era muy confrontacional, se enfrentaba
como tú lo dijiste, con “un culo de huevones que se burlaban de ella”. El hecho
de confrontar de una forma tan visible y tan en tu cara la cuestión de la
masculinidad no es lo único que hacía. Se enfrentaba a sus propios amigos,
hombres jóvenes que eran patas en una etapa en que estaban descubriendo el sexo
y el amor. Una cosa era ser parte de una escena Punk que se enfrenta con el
mundo, el sistema, etc., y otra cosa era estar dentro de la "movida",
basada en ideas de rebeldía y rebelarte contra tus propios amigos.
Además de
cuestiones de género y sexualidad, estoy muy interesado en el proceso de
producción y distribución informal de material (música y arte) durante los
ochentas, de sus vínculos con la piratería, la venta informal callejera. Tomo
como caso ejemplar el de Narcosis, y cómo se
produce su cassette. Wicho se las ingenia en base a una grabadora Sony, con un
walkman, para poder grabar ese demo que 30 años después es famoso, hecho en un
garaje básicamente.
Por el lado
de arte visual, las "Bestias" producían cosas con basura, manejaban
estéticamente desechos y la construcción efímera con desechos de escenarios,
adornos, todo lo que giraba en torno al Rock
Subterráneo. Hay varios espacios de creatividad, artesanal podría llamarse, pero a
mí no me gusta el término “artesanal” porque por lo general implica lo
folklórico. Y en un país como el Perú eso implica otro tipo de gente, otro
sector más rural. Aunque por ahí habían bandas que incorporaban lo folklórico
como Del Pueblo que se integraron en la escena
subte, pero
obviamente eran minoría. La gran mayoría, el 95% eran bandas rocanroleras.
Estoy
también, con mucho cuidado, tratando de examinar la relación ambigua entre “lo
subte” y “lo subversivo” y contextualizar la movida subterránea dentro del
contexto político del país de esos años. No pretendo construir una
equivalencia, para mí, en términos conceptuales, se trata de una especie de
“ambigüedad”. El ser subterráneo (entendido con el significado de la palabra en
inglés “underground” porque en español, significa “debajo de la tierra” y tiene
diferente connotación) es una especie de “robo” del concepto con que se asocia
“underground” en inglés, lo cual me parece bacán, realmente interesante. Es una
apropiación creativa que adapta algo foráneo y lo hace suyo. Eso le dio al Punk
peruano una identificación única porque en otros lados es simplemente Punk.
Aquí tuvo un nombre distinto, muy propio y empezó a significar cosas. Empezando
con llamarse “Subtes”, que también significa otro nivel de creatividad
semántica y lingüística para denotar la participación en una escena de Rock.
También me
interesa teóricamente la relación, barreras ideológicas y los debates, reales o
figurativos, en torno a los términos “subterráneo” (el Subte) y la figura
política del “subversivo”, refiriéndome principalmente a Sendero. Tengo un
capítulo por escribir sobre esta cuestión y un par de cositas más…
¿Imaginaste alguna vez que en el Perú pudiera existir
una movida Punk?
No y fue
excelente descubrir que existía una que data de los años ochenta. Saber,
comprender y dejar que me fascine la historia del rock en este país, no, nunca
lo había contemplado. La verdad es que durante esos años fue alucinante mi
carencia de amigos limeños (risas). Básicamente, no tenía gente conocida en
Lima. Llegaba, estaba una semana, y me iba a la selva porque mi tema era ahí,
por varios años viví así.El Perú es un país dividido, fragmentado y segmentado.
La selva es otro Perú. Una de las primeras experiencias que tuve con los Awajún
(al llegar y ser el gringo tonto que no sabe nada, que recién estaba
aprendiendo a hablar español) fue con alguién que vivía parte de su tiempo en
Moyobamba, casado con una mestiza de Moyobamba, que me dijo: “tal día te llevo
a Shipiyacu”, su comunidad nativa. Ese día me llevó al río, me dijo que me suba
a su peque peque, me miró muy fijamente a los ojos y me dijo “bueno, ya estás
listo” y yo le dije “creo que sí, no” y bueno, “¿listo para qué?” “para ir a
otro país“ dijo él. O sea, dentro de la selva peruana, ir de Moyobamba a una
comunidad nativa es como ir del planeta donde estamos a Marte. ¿Me entienden?
las distancias siguen reproduciéndose. Claro, estando en esa zona era imposible
pensar en el Punk… (risas), nada que ver, nada que ver.
Cuando pasó el conflicto en Bagua en el 2009 fue alucinante. A los 5 días de la protesta masiva en el Centro de Lima con miles y miles de personas fue alucinante ver gente como Rodrigo Quijano (Durazno Sangrando) ahí, por primera vez, y tomar fotos a una cosa que el había diseñado, “todos somos nativos”, siendo él medio Subte, ¿no? (risas), de ese sector que está súper asociado con la expresión musical, artística. Me crucé accidentalmente con Alfredo Márquez, quién estaba tomando fotos en la protesta. Este fue un momento clave para mí, para eventualmente trazar algunas líneas, conexiones que existen entre sectores tan distintos de esta sociedad que no están contentos. Algo está mal, vivimos en condiciones totalmente distintas, con historias muy distintas, en zonas muy distintas, pero digamos, sabemos que “algo está mal”. Es algo que me interesa explorar en el futuro.
Lee la
segunda parte de esta entrevista en: La
evolución del rock peruano según Shane Greene.
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